lunes, 12 de octubre de 2015

OLIVEIRO GIRONDO - FIDELIDAD



“¡Vamos!”, dice el pañuelo.
“Bueno. ¡Vamos!”, la cama.
“¡Vamos!   ¡Vamos!”, la colcha,
las sábanas, la almohada.

Los botines
—¡qué tristes!—
me miraron,
—dormía—
y después de un momento:
“Nosotros nos quedamos”.

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